Hace unas semanas hacía mi recorrido en Metro para ir a trabajar. Caminaba por el andén cuando una de las luces del techo empezó a titilar...

Hace unas semanas hacía mi recorrido en Metro para ir a trabajar. Caminaba por el andén cuando una de las luces del techo empezó a titilar mientras yo pasaba.

Casualidad o causalidad, esa pequeña aventura me hizo sentir mágica... así como "brujística",pues pensaba ¿Qué tan genial sería que la luz realmente titilara por mí? "¡Bruja, bruja!". Pero la verdad es que titilaba porque el bombillo estaba por quemarse. A los pocos días volví a notar que titilaba y luego lo vi apagado totalmente. Sin embargo, el bombillo de al lado también empezó a titilar.

Y no, no fui yo. En verdad me gustaría decir que me di cuenta de que el bombillo solo titilaba cuando pasaba yo, pero no. A pesar de eso, como dije, fue un momento en el que me sentí mágica... así fuera para reírme un rato de mí misma. Y es que la magia es así. Está en uno mismo, a nuestro alrededor, en las pequeñas cosas, en las grandes y en los momentos en los que pensamos tonterías.

Esa pequeña aventura me generó curiosidad por saber en qué momento las personas se sienten más mágicas. ¿Es algo de todos los días? ¿Es justo antes de hacer un ritual? ¿Durante un paseo en el parque? ¿Al leer un libro? ¿Al cocinar?

Ese pensamiento me llevó a otro: hay cosas u objetos que nos ayudan a sentirnos mágicos.

La amatista que compré hace poco, el momento en que el olor del incienso se siente en toda la casa, el libro sobre paganismo que leo actualmente, la salvia que tengo guardada para purificar el hogar, la vela de vainilla, el calendario de las brujas que tengo guindado en la pared... incluso el sombrero de bruja que me puse el Halloween pasado.

Cosas, objetos, que de alguna forma nos ayudan a sintonizarnos con las energías. Ayudan a cambiar nuestro estado mental y emocional. Nos dan esa sensación de sentirnos mágicos. Incluso, a veces esos objetos nos sorprenden y nos brindan ayuda de manera inesperada.

Pero ¿es indispensable tener esos objetos para hacer magia o para sentirnos mágicos? Por supuesto que no. Como dije antes el sentirse mágico puede darse en cualquier momento, con o sin herramientas u objetos mágicos. A veces solo basta el poder de nuestra mente: visualización, meditación, imaginación.

Sentirse mágico puede asociarse al autoestima, al poder, a nuestras habilidades, a nuestra práctica diaria. Pero para mí tiene que ver sobre todo con el día a día, con nuestro comportamiento y nuestro esfuerzo. Sentirse mágico es parte de nuestro estado mental y emocional.

Vamos expandir un poco esos momento en los que tenemos es sensación. Vamos a sentirnos mágicos todos los días. Vamos a caminar por el Metro y pensar que la luz titila por nosotros, y luego vamos a reírnos porque sabemos que no es verdad.

Lo mundano también está lleno de magia y somos nosotros los que debemos verla, sentirla y manifestarla.

Por supuesto, no estoy diciendo que debamos desechar los objetos que nos ayudan en este sentimiento. Todo lo contrario. ¿Qué tal llevar una turmalina en el bolsillo? ¿El collar con el pentáculo? ¿El perfume que te hace sentir sexy o que te trae buenos recuerdos? ¿Limpiar el hogar con salvia?

Todos esos objetos que consideramos mágicos o especiales ya forman parte de nuestra vida, de nuestra forma de ser. Si no los tenemos cerca podemos visualizarlos o recordar cómo nos sentimos al usarlos. Si nunca los hemos tenido, podemos sustituirlos o verlos en nuestra mente.

Para mí la magia es energía. Y es una energía que vamos transformando día a día. Por lo que sentirnos mágicos en lo mundano es maravilloso.

¿Qué opinas? ¿Hay momentos en los que te sientes más mágico o mágica?

Ariel Abraham. Con la tecnología de Blogger.