El 16 de mayo de 2003, cuando contaba con 13 años, decidí hacer mi ritual de iniciación , que a la vez sería mi primer ritual. Sí, a los...

Mi primer ritual, toda una aventura... fallida

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El 16 de mayo de 2003, cuando contaba con 13 años, decidí hacer mi ritual de iniciación, que a la vez sería mi primer ritual.

Sí, a los 13...
Cuando apenas había leído un solo libro sobre Wicca, hacía menos de 15 días...
Y sí, el libro especificaba que se debía estudiar durante un año y un día antes de iniciarse. Obviamente no le hice caso, pues mi personalidad impulsiva, atorada y emocionada quería ser wiccana "ya".



¿Será que le echo la culpa a que tenía solo 13 años? Mmmm, no. Ciertamente uno cambia con el tiempo, pero en esa decisión influyó, además de la corta edad, la emoción de haber encontrado algo con lo que me sentía identificada, algo que me hacía diferente, y por eso, tenía que empezar a hacerlo de una vez. Y por esas razones no negaré que el haber descubierto la Wicca cambió mi vida.

Como si no fuera suficiente todo lo anterior para caer en la vergüenza eterna, también voy a contar cómo fue el ritual.  

El ritual que hice lo saqué por completo del único libro que me había leído, Jóvenes y brujas de Silver RavenWolf. Para mí todo estaba a la perfección: busqué el significado de ese día, que era viernes; seleccioné las velas que iba a utilizar; le robé un pequeño caldero de cocina a mi mamá; elegí la ropa de color azul; comencé a armar el Libro de las Sombras; fabriqué una especie de maraca con una lata vacía de malta y caraotas; utilicé un pote de basura al revés como tambor (pues supuestamente la música era importante para la energía del momento). 

Y allí estaba yo, en el cuarto que utilizaba mi abuela cuando venía a quedarse en mi casa, de pie, con todo preparado a mi alrededor. Así fue como estiré mi brazo derecho, doblé todos los dedos menos el índice y comencé a girar sobre mi propio eje mientras decía las palabras, que me había aprendido de memoria, para trazar el círculo.


¡Excelente! ¡Círculo trazado! ¡Wow! (estaba tan "bien hecho" que ni siquiera sentí la energía, pero no importaba, el ritual había comenzado). Y allí estaba, sentada en el suelo ya, con un círculo inexistente, lista para continuar, pero me doy cuenta de que...

¡NO TENGO EL LIBRO! ¡Sin el libro no sé qué hacer, qué estructura seguir ni qué decir!


Después de recuperar el libro (no recuerdo si abrí una puerta en el supuesto círculo o simplemente lo agarré), el resto del ritual transcurrió "normal", es decir, lo leí todo del libro, hice todo lo que decía, etc. Recuerdo en que hubo un momento en que tenía que pedirle a los dioses que limpiaran y bendijeran una especie de amuleto o joya o lo que fuera que uno eligiera para el momento. Yo había comprado una de esas pulseras que traían una cadena con un anillo; cuando estaba pidiendo a los dioses que la limpiaran dije algo así como "Por favor, llénenla de toda la energía negativa...". Obviamente quise decir energía positiva, pero la verdad que ese fue el menor error de todo el ritual.

Los "instrumentos musicales" que había preparado para el momento, casi ni los usé... pues no sabía qué hacer con ellos y no quería hacer mucho ruido. Después llegó la hora del "pan y el vino", "ofrendas", "comunión", etc. Había traído unos pedazos de pan y un jugo, comí un poco y... ¿Qué hago con lo demás? Como no tenía ni idea, decidí dejarlo allí toda la noche. 

Al poco tiempo terminó mi ritual. Después de todo, no me sentía tan mal, había celebrado lo que quería y me sentía tranquila y contenta.

Pues la alegría no duró mucho. Me metí en Internet a revisar mi correo y me habían enviado uno de esos mails en los que una niña fantasma malvada vendría a sacarme los ojos esa noche si no lo reenviaba a tres mil personas en los próximos dos segundos. Honestamente, fue el primer correo que recibí de esa categoría... y me asusté, me asusté hasta la médula. Siempre le he tenido miedo a los fantasmas y a ese tipo de historias, y hasta allí llegó la tranquilidad que me había dejado mi atolondrado ritual de iniciación. 

Pasé el resto de la noche con nervios, casi no dormí, etc., etc., etc...


En fin, no podemos negar que era una persona inmadura, tonta, influenciable y atorada. 

Pero ¿Por qué contar esto? ¿Para hacer reír a alguien? ¿Para causar pena ajena? Tal vez, pero la intención principal es demostrar que en este camino también se comenten errores, y muy vergonzosos. Errores que hacen reír, morir de pena y aprender, sobre todo aprender.

Hay que equivocarse para crecer, para darle la vuelta a las cosas, para ser más creativo. 

Creo que sería muy interesante conocer los errores que muchos paganos han cometido en su camino. Hay muchas páginas dedicadas a hechizos, rituales, maneras de hacer herramientas, pero muy pocas cuentan este tipo de situaciones. ¡Vamos a compartirlas!




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Ariel Abraham. Con la tecnología de Blogger.